KISS: la filosofía de la simplicidad extrema.


KISS: la filosofía de la simplicidad extrema.

Ahora toca hablar de algo que, en el desarrollo de software y en la vida misma, es un faro: la filosofía KISS. ¿KISS? Sí, como un beso de rocanról, pero en realidad es un acrónimo: "Keep It Simple, Stupid!" (mantenlo simple, ¡estúpido!). Un nombre un poco chocante, lo sé y nunca estuve de acuerdo con eso, pero el mensaje es clarísimo y poderoso, y más en estos tiempos en donde bien le vendría a la gente de Wayland por ejemplo, espetárselo en plena jeta... Pero, otra vez, bajando de las ramas...

¿Cuántas veces nos hemos topado con programas, sistemas o incluso ideas que son tan enrevesadas, tan llenas de capas y funciones innecesarias, que terminan siendo un dolor de cabeza? Un botón por acá, una opción por allá, una configuración que nadie entiende... ¡un verdadero mamotreto! Y al final, lo único que hacen es complicar lo que debería ser sencillo. ¿Gnome te suena?

La filosofía KISS viene a patear el tablero y a decirnos: ¡basta de complejidad innecesaria! Si podés resolver un problema de la forma más simple posible, esa es la que tenés que usar. No compliques, no agregues florituras, bicicleteadas, bandejas, fiuruletes que nadie va a usar... O pero, que van a utilizar obligados - con tu embrionario adefesio adentro - porque no hay otra chance. ¿Para qué? ¿Para demostrar que sos un genio? El verdadero genio es el que logra la misma funcionalidad con menos líneas de código, menos recursos y menos dolores de cabeza para el usuario. Pensá en los músicos que tocan 800 notas por segundo no transmitiendo nada (los Ibarburu, los Arnicho, y perdón por esto pero lo siento así), y los que hacen una nota cada 3 segundos pero que la rompen...

Esto aplica a todo: al diseño de una aplicación, a la arquitectura de un sistema, a la estructura de un script. Cada vez que vayas a agregar algo, preguntate: "¿es realmente necesario para la funcionalidad del script? ¿No hay - realmente - una forma más directa de lograr esto?" Te vas a sorprender de cuántas veces la respuesta es "sí, se puede simplificar, estúp..." digo... "¡sí, se puede simplificar!".

La simplicidad no es sinónimo de falta de potencia. Al contrario. Un sistema simple es más fácil de entender, más fácil de mantener, menos propenso a errores y, creeme que es, mucho más robusto. Pensá en las herramientas de línea de comandos que usamos en Linux: cat, ls, mv, cp... Hacen una cosa, la hacen bien, y son increíblemente potentes cuando las combinás. Esa es la esencia KISS.

En un mundo en donde la tendencia es a meterle y meterle funciones hasta que el software pese una tonelada y arranque en media hora, la filosofía KISS es mucho más que una bocanada de aire fresco: es la rebeldía de la simplicidad. Es optar por la elegancia de lo directo. Así que, ya sabés: cuando te encuentres con un problema, recordá el KISS. Tu código, tu sistema y tu cabeza te lo van a agradecer. ¡Qué sencillo es ser efectivo! ¿O no? ¡Decíselo a los de Canonical de mi parte!

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